jueves, 20 de octubre de 2016

CHOCAMOS CONTRA LA MURALLA CHINA

Con este título quiero categorizar una situación. Por tercera vez consecutiva una selección venezolana de fútbol femenino es apeada del triunfo final por una selección asiática. Dos mundiales sub 17 (ambos en semifinal) y unos Juegos Olímpicos de la Juventud (en la final) han visto como Japón, China y Corea del Norte nos han goleado y nos han sacado del camino del oro que con tanto esfuerzo habíamos labrado. ¿Casualidad? Más bien diría causalidad. Seguidamente me explico mejor.


La AFC (Confederación Asiática de Fútbol) está conformada por una serie de países de una idiosincracia muy variada. Sin embargo, en el ámbito del fútbol femenino la hegemonía es compartida por pocos países, todos pertenecientes al Lejano Oriente (Japón, las dos Coreas y se está integrando China). Todos comparten el gusto por la disciplina, la prevalencia del trabajo en equipo por encima del desempeño individual y un trabajo sistemático desde la base que en el ámbito femenino se ve que está dando frutos (todos estos países han cosechado títulos en diversos torneos femeninos mundiales). ¿La realidad en Venezuela es semejante? Lamentablemente no podemos decir lo mismo. En este momento se está privilegiando el apoyo a las selecciones femeninas por los resultados logrados (pero no siempre ha sido así), el trabajo de base es deficiente y la Liga Nacional, que debería ser el semillero de la selección, está dejada a la deriva, sin apoyo, ni patrocinio; menos aún buena organización, ¿Cómo quedó esto en evidencia en el juego del lunes? Frente a la sequía ofensiva de Deyna (algo normal en cualquier atleta) no hubo un plan B, alguien que tomara las riendas del peso ofensivo del juego. Por eso, los comentaristas de TV decían que el DT no hacía casi cambios en los juegos. Es que no tiene calidad en la banca para suplir las carencias de las titulares. ¿En Corea o en Japón sufrían con eso? Para nada: salía una y la suplente hacía el gol del puntillazo final. Eso es profundidad en la banca, eso es un equipo en el que todas las jugadoras cuentan.


No obstante esta situación, vi algo esperanzador en el segundo tiempo. Presencié una Venezuela que controlaba más el balón, que tenía más volumen de juego, aunque luego no concretara ese volumen de juego con goles. Esto me hizo entender que hay algo más allá del pelotazo a Deyna para que ella sola resuelva, las muchachas en tres cuartos de cancha se encontraban y podían ofender a las asiáticas en su propia área. Hay calidad para eso y más, pero eso tiene que trabajarse desde los clubes para que las muchachas lo puedan aplicar en la selección. Si no, es muy difícil.


Tenemos muchas lecciones que aprender de las asiáticas en la organización del fútbol femenino: federación, los clubes de fútbol, el equipo técnico de las selecciones. Ojalá los entes encargados tomen nota de todo esto, evalúen los resultados obtenidos y tomen las decisiones correctas para cambiar el rumbo de las cosas.  Así quizás tengamos las herramientas para poder cruzar la muralla china y vencer a las huestes amarillas en su propio terreno.


Mis deportivos saludos.

Gabriel García

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